🌏 Índice de contenidos
1. Los inicios de Eire.
Irlanda significa «tierra de Eire» (Ériu en irlandés antiguo), la Diosa de la Tierra de la cultura celta. La historia de Irlanda siempre ha sufrido momentos convulsos. Desde guerras y hambrunas pasadas hasta crisis económicas recientes. Y por si esto fuera poco, su territorio ha sido desde tiempos remotos un lugar de conquistas de poblaciones externas, quizás por el valor de sus recursos naturales sobretodo madereros, que desgraciadamente hoy ya son escasos aunque su paisaje de verdes prados y montañas siga siendo tan fotografiado y tan visitado en la actualidad, ya no por conquistadores sino por viajeros.
Los primeros colonizadores de Irlanda, conocida como Isla Esmeralda por el color verde de sus paisajes, fueron los pueblos celtas. Hubo varias olas de invasores celtas que provenían desde varias zonas del centro y el sur de Europa. Algunos historiadores irlandeses afirman que una de esas primeras olas procedía del Norte de la Península Ibérica, concretamente de Galicia (celtas galaicos), región con la que guarda rasgos de la cultura celta y orígenes lingüísticos. Al mismo tiempo, los celtas de Irlanda colonizaron tierras de Gran Bretaña y posteriormente se refugiaron en las áreas montañosas de Escocia y Gales tras la llegada de los romanos. En todos estos territorios se habla una lengua llamada gaélico, con tres variedades diferentes.
Durante el dominio del Imperio Romano, la isla fue llamada Hibernia, pero al contrario que en otros países, en Irlanda no se acabó adoptando el nombre romano, ni siquiera el latín. Quizás porque los romanos no llegaron a tener un control tan férreo como en otros territorios y por ser Hibernia una tierra alejada e inóspita de clima adverso a las características mediterráneas de la sociedad romana. Más tarde, los irlandeses también recibieron a los visitantes normandos, que acabaron estableciéndose por más de la mitad del país.
Pero en Irlanda tuvo una gran relevancia la presencia de San Patricio, que expandió el cristianismo en la isla, creando los cimientos de una sociedad fuertemente católica. Así, cuando Irlanda formó parte de Inglaterra, de mayoría protestante, existía una confrontación continua por diferencias religiosas y con la parte protestante del Norte de Irlanda, adonde habían llegado colonos ingleses. Finalmente, tras la Guerra de Independencia entre 1919 y 1921, Irlanda se formó como Estado, mientras que el norte de la isla, el llamado Ulster, siguió formando parte del Reino Unido.
Cliffs of Moher |
2. Una emancipación complicada.
Irlanda obtuvo su independencia en 1922. Años antes, durante la década de 1840 el país sufrió una gran hambruna provocada por la crisis de la patata, que dejó a mucha población sin alimentos. Esta crisis provocó en Irlanda un antes y un después en la sociedad debido a que el país se despoblaba y su emigración eras tan grande que llegaba hasta los Estados Unidos de América o Australia. Surgió entonces un fuerte sentimiento nacionalista irlandés, dentro y fuera de sus fronteras, contrario a la unión con Gran Bretaña, aumentado en tiempos convulsos de la Primera Guerra Mundial y desembocando en la Guerra de la Independencia Irlandesa, un año después de la finalización de la anterior.
Pero la situación de Irlanda tras su independencia era muy difícil. Era un Estado pequeño al que habían esquilmado sus recursos, deforestado y despoblado, pobre, sin apenas industria y rural. Una época además difícil después de la guerra, con lo que tuvo que recurrir al proteccionismo económico durante varios años. Ya en la segunda mitad del siglo XX con la paulatina llegada de la globalización posterior a la segunda guerra mundial (en la que Irlanda no participó), y su entrada en la Unión Europea en 1973, la economía del país empezó a abrirse y aumentó la presencia de multinacionales y empresas extrajeras, mayoritariamente americanas.
Este nuevo contexto mejoró la economía irlandesa, aunque los antiguos negocios locales tardaron en adaptarse y muchos se vieron obligados a cerrar por no poder competir, y tampoco se lograba fernar la emigración de profesionales cualificados en los años 80. Además seguía muy presente la situación en el Úlster por los conflictos políticos entre protestantes y católicos, con atentados terroristas y detenciones en los años 70 y una huelga de hambre en 1981.
Surgieron por aquel entonces en Dublín importantes grupos de «música folk rebelde», y otros más comerciales como U2 o The Cramberries que también tenían canciones en donde hablaban de situaciones sociales, basándose además en la música tradicional irlandesa que tuvo tanto éxito en el extranjero.
Ya en los años 90 se optó por frenar el gasto público, favorecer a empresas con menos impuestos y atraer el emprendimiento a personas formadas irlandesas. Surgieron así empresas en los sectores farmacéutico, químico y tecnológico. Eran los años del nacimiento del Tigre Celta, que ya empezaba a tener una marca importante en el mundo.
Por otra parte, la tensión en Irlanda del Norte fue disminuyendo, con períodos de paz, aunque es algo que sigue presente hoy en día. Además habrá que ver como evoluciona la situación tras la salida del Reino Unido de la Unión Europea y como se gestiona la frontera entre las dos Irlandas.
Kylemore Abbey |
3. La presencia internacional del Tigre Celta.
Irlanda, a partir de los años 2000, llevó a cabo una estrategia de márketing territorial ejemplar, que puso al país en el mapa. Aprovechó lo mejor que tenía junto a los rasgos característicos propios para atraer la curiosidad de turistas y así conseguir que este pequeño país europeo fuese conocido en todo el mundo por su paisaje y por su cultura celta, principalmente por su música. Hoy en día existen muchos grupos musicales formados por gente joven y mucha cultura de grupos en los bares y en las calles de Dublín. Irlanda, hoy en día es conocida en el mundo por el día de San Patricio… y su cerveza. Y es que es una fiesta que se celebra en todo el mundo.
En 2009, el país volvió a entrar en crisis y necesitó un rescate de la Unión Europea. Se pensaba que volverían a pasar años hasta una nueva recuperación económica, pero sus políticas fiscales fueron un éxito y no se destruyó el empleo, al contrario que en otros lugares del sur del continente. Desde entonces, Irlanda presenta cifras económicas envidiables y es uno de los países más ricos de Europa.
Una ventaja económica para Irlanda es el inglés, que la mantiene conectada económicamente con Estados Unidos. Muchas empresas de aquel país, sobretodo ligadas al sector de las nuevas tecnologías, tienen su sede europea en Irlanda, también gracias a sus beneficios fiscales. Además, Irlanda ha unido su potencial turístico con el aprendizaje del inglés. Si bien muchos irlandeses emigraban en los años 80 y 90 a otros países para ganarse la vida dando clases de inglés, ahora además de esto, los cursos que se ofrecen en Irlanda para extranjeros hacen de este país un destino para estudiantes de toda Europa.
La parte negativa con respecto a esto, es el descuido del idioma propio de Irlanda, el gaélico irlandés. Esta lengua se hablaba en casi toda Irlanda a principios del siglo XIX. En el siglo XX sólo se hablaba en las zonas más rurales de la costa oeste de la isla, y hoy en día a penas se habla en algunas áreas de montaña. Curiosamente a partir de la independencia de Irlanda y a medida que se abría a la globalización, el inglés acaparó todo el protagonismo y el gaélico es hoy un idioma en peligro de extinción que necesita ayudas económicas para que no se pierda definitivamente. Actualmente existen sólo unas pocas regiones pequeñas en donde el gaélico irlandés es mayoritario y cuenta con una política lingüística, son las denominadas zonas Gaeltacht.
Zonas Gaeltacht
Pero no todo son ventajas en Irlanda. A pesar de que los sueldos de la población son altos, la sanidad, los precios de la vivienda y los alquileres son caros y apenas hay gasto social por parte del gobierno. Irlanda es de los países que menos porcentaje dedican de su PIB al Estado del bienestar.
El ejemplo de todo esto es Dublín, una ciudad en apariencia sencilla en donde no hay grandes obras, incluso no se ve una ciudad moderna como otras europeas, ni en sus edificios ni tampoco en sus medios de transporte. Parece una ciudad anclada en los años 90. Y fuera de Dublín, la sensación es la misma. El país está poco poblado, apenas hay ciudades medias y el paisaje irlandés se basa fundamentalmente en los prados y en la ganadería ovina.
Además de la puesta en valor de su paisaje, también es necesario potenciar el patrimonio cultural de Irlanda como sus castillos o hillforts. Pero Irlanda tiene un gran reto de futuro, modernizar su sector agrario como por ejemplo se ha hecho en los Paises Bajos. De hecho, aquí sí se dispone de tierras.
4. Una vida alegre bajo el clima triste de Dublín.
Casi toda la población de Irlanda se encuentra concentrada en Dublín, y no es una ciudad demasiado densa. Esto hace que sea tranquila y acogedora pero también dinámica gracias al turismo y a los estudiantes de inglés de todo el mundo que pasan épocas en sus albergues y hostels.
El clima influye en las costumbres de los dublineses. Uno puede llegar en primavera y encontrarse con el típico día nublado y con chubascos, incluso con algo de frío que invita a pasar el tiempo en sus bares. A pesar de todo, el amor por la música irlandesa no impide que paseando por sus calles nos encontremos de repente con una chica joven cantando como los ángeles y tocando una guitarra acústica. Pero sin apenas tener público, ya que el clima no ayuda y cantar y tocar en plena calle aunque llueva es tan habitual que no llama demasiado la atención a la gente, que no se para demasiado a escucharla. Solo los turistas curiosos. Y es que muchos grupos jóvenes empiezan en la calle y luego son contratados para tocar en los múltiples bares de la zona de Temple Bar, la más famosa y extraordinaria de Dublín.
Los irlandeses llevan bien el clima en los pubs, llenos desde las 8 de la tarde, cuando ya es de noche y con muchos turistas y estudiantes extranjeros en la zona de Temple Bar, da igual el día de la semana y del año que sea. La cultura musical está muy viva, los irlandeses llevan el folk en la sangre… una guitarra, un violín, un acordeón… duetos en cada pub cualquier día de semana crean un
ambiente inigualable. Es el único punto de calor en una ciudad fría. Caminando por sus calles y observando sus edificios civiles y religiosos, uno se va imaginando las grandes crisis que tuvo el país, las hambrunas y las oleadas de emigrantes. Merece mucho la pena visitar el fabuloso Museo de la emigración, situado en un moderno edificio a orillas del Lifley (el río que atraviesa la ciudad de oeste a este).
The Temple Bar (Dublin) |
Conocer la historia de Irlanda es apasionante, igual que conocer los procesos económicos recientes y actuales, y también su geografia física y humana. Es un país que sin duda nos sorprende y nos deja huella. Es pequeño, independiente, aislado pero con un idioma universal. Sin ciudades grandes y con apariencia humilde pero con riqueza económica. Un paisaje bonito pero inóspito. Con un ambiente festivo pero a la vez melancólico. Un país próspero y desarrollado pero con sensaciones de épocas pasadas complicadas.
5. Filmografía recomendada.
– El viento que agita la cebada. Narra la historia de dos hermanos que luchan en la guerrilla de Irlanda ante las tropas británicas.
– Bloody Sunday. Retrata el fatídico episodio conocido como «Domingo sangriento», en el que las tropas británicas abrieron fuego contra manifestantes irlandeses.
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